Red Global de Católicos Arcoiris

Comentarios del Panel de Teólogos

Autor: Mary E. Hunt

Traducción: Fernando González

Julio 4, 2019. Westin Michigan Avenue, Chicago

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Good morning; buen dia; Guten Tag; Bonjour; Feliz 4 de Julio. Es un placer estar reunidos en este feriado de los Estados Unidos. Donde vivo, en Maryland cerca de Washington DC, siempre tenemos una discreta marcha de celebración con Niñas Exploradoras y políticos, defensores de los Derechos de los Animales y bandas de tambores de acero provenientes de Trinidad y Tobago, gente empujando cortadores de césped con la precisión de un taladro y coterráneos en sillas de ruedas moviéndose en medio de la ruta. A diferencia de lo que el Presidente Trump hará en el centro de Washington, con tanques en las cercanías, cuando se espera que utilice este feriado con fines políticos, mis vecinos se valen de este día para celebrar nuestra diversidad como país. Es bajo este último espíritu que les deseo un Feliz 4 de julio.

Le ofrezco mi gratitud a DignityUSA por ser anfitrión de este evento y a la Red Global de Católicos Arcoíris por invitarme a ser parte de este. Estoy agradecida de la Fundación Carpenter y a Dignity DC por sus generosos aportes. Permítanme agradecer a Miguel Díaz y a Bryan Massingale por su colegialidad mientras traemos nuestras diversas voces a esta conversación.

Les ofrezco con mucha humildad algunos fundamentos teológicos de nuestro trabajo en común, sabiendo que cada contexto alrededor del mundo tiene sus propias particularidades y contribuciones para hacer a la emergente y más que nunca inclusiva comunidad Católica. Mis comentarios provienen de la experiencia de una mujer blanca, cisgénero, lesbiana, residente de los Estados Unidos y clase media, abierta a aprender y compartir con sus colegas globales.

Quiero hacer una simple declaración: La nociva teología Católica Romana sobre sexualidad genera un peligro claro y presente al bienestar de millones de personas. La cual no puede ser descartada o simplemente ignorada. Esta debe ser desmantelada y reemplazada por una centrada en el amor, con una visión positiva respecto al sexo, emanada desde la comunidad, motivada por una intención de justicia pastoral y unida a los recursos pastorales que nosotros las personas desarrollamos en conjunto. Les indicaré ahora el cómo.

Comienzo con una fuente de sabiduría, la contemporánea Audre Lorde, una mujer lesbiana afroamericana, quien escribió, “Las Herramientas del Maestro nunca Desmantelarán la Casa del Maestro.” [i]. Es decir, la teología Católica se encuentra en un camino sin salida. Las fuentes tradicionales de teología institucional son inadecuadas para proveer los fundamentos de una teología moral para el siglo 21. Lorde declaró, “¿Que significa cuando las herramientas de un patriarcado racista son utilizadas para examinar los frutos de ese mismo patriarcado?” Significa que solo son posibles y permitidos los más estrechos parámetros para el cambio.” En nuestro tiempo, si queremos cambios pequeños, incrementales, que funcionen para unos pocos privilegiados, entonces podemos jugar con la teología de la institución. Pero si deseamos, como yo lo hago, una reescritura completa que sea acogedora a todos a la mesa sin distinción de orientación sexual, identidad de género, estado marital, o cualquier otra particularidad, entonces necesitamos nuevas herramientas y nuevas personas que no sean maestros sino que colegas.

El poder y la autoridad son la cruz del tema. Expuesto simplemente, ¿quiénes pueden decir que proviene de Dios y en base a que los tomamos con seriedad? Nuestra Iglesia, a nivel macro, opera con impunidad cuando se trata de teología. Proclamaciones que no tienen el más mínimo parecido a la experiencia contemporánea de la gente de bien, viviendo vidas amorosas, son lo usual. Autoridades de la Iglesia con poder ejercen presión sobre los teólogos, clérigos y al resto de nosotros para actuar en conformidad a ellos. Consecuencias negativas en lo económico, social y espiritual son el resultado para aquellos que se niegan.

Tomemos la reciente bola de prejuicios proveniente de la Congregación Vaticana para la Educación Católica intitulada “Varón y Mujer Los Creó: Para una vía del diálogo sobre la cuestión del género en la educación”. Es un documento intelectualmente vergonzoso que deja en claro que los escritores no tienen noción de la información contemporánea a nivel social y biológico sobre sexo y género, y aún menos inclinación para usarla como fundamentos para teología moral útil. La prueba se encuentra en sus pies de página – citas a Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco; referencias a declaraciones Vaticanas previas y encíclicas. No hay mención de las fuentes para otras perspectivas sobre sexo/género, ni siquiera para refutarlas. Esto está lejos del estándar ideal en teología, simplemente en términos metodológicos.

Uno pudiera ser excusado por simplemente ignorar este documento, salvo que las personas transgénero e intersexo son anuladas, como si no existieran tal y como las conocemos, miembros constituidos y respetados de nuestras comunidades cuyas batallas compartimos. Más allá, las consecuencias negativas de esta enseñanza están en juego en las escuelas Católicas de los Estados Unidos. En la Arquidiócesis de Indianápolis, al menos tres escuelas secundarias Católicas han sido presionadas a despedir profesores que están legalmente casados con parejas del mismo sexo. Una escuela Jesuita (Brebeuf), dada su autonomía, rechazó esta solicitud y ya no es considerada como “Católica” por la Arquidiócesis; una escuela diocesana, pero administrada por los hermanos/padres de la Santa Cruz (Catedral) despidió a un maestro no sólo para no perder su denominación como Católica, sino que también su estatuto de 501(C)3 como un instituto educacional exento de impuestos, argumentando que estaba amenazada de ser cerrada; y una escuela secundaria administrada y dirigida por diocesanos (Roncalli) despidió a una persona administrativa a pesar del amplio clamor de la comunidad. Todos estos casos de teología institucional escrita e impuesta sin consideración de la vida real de las personas tiene consecuencias negativas en lo educacional y económico para aquellos despedidos y sus familias. Miembros de las comunidades escolares están escandalizados y avergonzados de tal tratamiento a nombre de ellos, pero están desempoderados y sin autoridad de hacer mucho para cambiar la situación Members of the school communities are scandalized and ashamed of such treatment, excepto la de tomar su dinero e irse a otro lugar. Tenemos que cambiar esta dinámica de poder que dicta que la integridad es sólo para aquellos que pueden pagarla.

Las buenas noticias son que hay muchos y variados recursos teológicos por parte de escritores Católicos (vean el material distribuido) para construir nuevos paradigmas teológicos. Hay también muchas visiones para recoger desde los Protestantes, Judíos, Musulmanes, Budistas, y otros activistas o colegiados cuyas tradiciones son arraigadas, como es la nuestra, respecto a lo que significa vivir vidas enriquecedoras y plenas en la postmodernidad, dado lo que ahora sabemos sobre las dimensiones fluidas, dinámicas, cambiantes y diversas de la sexualidad humana y el género.

Un gran y nuevo recurso es un estudio realizado a 5.000 personas, recientemente publicado por el New York Times, quienes respondieron a la pregunta: “Dinos quién eres: Queremos saber cómo te identificas a ti mismo.” Las respuestas son maravillosamente diversas con listados de palabras más comunes a cada generación – desde gay/lesbiana/heterosexual/queer entre los baby boomers hasta bisexual/gay/queer, especialmente “no binario”, para las personas de la Generación Z. El escritor del New York Times Dan Levin concluyó: “Las palabras que ellos usan nos dicen que “la experiencia humana es infinita.” [ii] Nuestro desafío es desarrollar teología juntos en lugar de tomar contabilidad de esta realidad.

Nosotros los Católicos decimos que Dios, la experiencia divina, es infinita. Ahora sabemos que nuestras experiencias son infinitas también cuando nos vemos a nosotros mismos como una sola familia humana y no como individuos finitos. Lejos de erosionar nuestra unicidad humana, esta comprensión hace más y más clara que la humanidad está “hecha a imagen de la divinidad”, lo cual es decir que tomándonos juntos, nosotros, también, somos infinitos. Los Católicos llamamos a Dios “amor”, y decimos que los mandatos de amor y justicia del Evangelio son las fibras comunes de la humanidad. Imaginen si estuviéramos para promover teologías morales que se enfocarán en el amor y la justicia, incluyendo el derecho al placer sexual, en lugar de concentrarnos en la constelación de géneros de los involucrados y si es que su hacer el amor es procreativo. Esa nueva teología es nuestro trabajo. Esta no emergerá de retoques con declaraciones sobre cómo un Dios masculino creó a Adán y Eva.

Afortunadamente, tenemos una inmensidad de recursos desde estudios feministas y ahora de diversidad sexual sobre religión que, como otras teologías de liberación, incluyen la información de las ciencias sociales y biológicas como fuentes. Estos escritos, especialmente los provenientes de mujeres y personas de color, proyectan un análisis inter estructurado que toman al racismo, la xenofobia, la negación del cambio climático, la guerra y la injusticia económica como igual de serios que los temas relacionados a sexy y género. Las fuentes bíblicas son claves para dichas nuevas teologías, pero sólo cuando los textos han sido sujetos a una concienzuda hermenéutica de cuestionamiento para que ellos sean entendidos en los varios contextos de las comunidades de fe contemporáneas.

Aquellos en el poder y los que claman autoridad teológica no se rendirán fácilmente. Expuestos los límites de sus argumentos y lo absurdo de hacerlos es un buen primer paso. La Iglesia Católica Romana institucional está implosionando con literalmente cientos de sacerdotes desacreditados, varios obispos bajo una nube por el encubrimiento de comportamientos ilegales, cardenales renunciando, y uno encerrado en prisión a la espera de sentencia en Australia. ¿Bajo qué autoridad estas personas y sus colegas hablan en el nombre de Dios? No es que tengamos otra solicitud, pero les propongo una revisión de la forma en que hacemos teología, no simplemente el reemplazo de las personas que lo hacen de la manera tradicional. El Clero es bienvenido de unirse a nosotros, pero no tendrán un lugar privilegiado en el trabajo. Pienso en la teología como un equipo deportivo. Les sugiero que juguemos como el equipo de fútbol femenino de los Estados Unidos, pero como un equipo global.

Concluyo con mi actual ejemplo favorito de este acercamiento, en el cual muchas personas están involucradas dada su experiencia, compromiso y sentido común. La Escuelas Preparatoria de la Visitación de Georgetown en Washington DC, es administrada por las Hermanas Salesianas de la Orden de la Visitación de Santa María. Estas educadoras entraron en conflicto con la teología institucional Romana Católica – algunas de sus exalumnas se habían casado con mujeres. Es tradición de esta escuela publicar las buenas nuevas de las uniones matrimoniales en su revista para las exalumnas. Enfrentadas a esta nueva realidad – la naturaleza pública de los matrimonios entre personas del mismo sexo – la escuela debió decidir si es que iba a discriminar en contra de sus exalumnas lesbianas o rechazar las políticas discriminatorias de la Iglesia.

La decisión de la escuela, sobre publicar la información referente a las uniones matrimoniales de personas del mismo sexo, fue hecha y anunciada por la Superior del Monasterio y Presidenta Emérita, la Hermana Mary Berchmans Hannon, VHM. En una carta de mayo del 2019, dirigida a las exalumnas, escribió:

“Como una profesa Hermana de la Visitación por 67 años, he dedicado mi vida al servicio de la Iglesia Católica.

La Iglesia es clara en cuanto a sus enseñanzas respecto a matrimonios de personas del mismo sexo. Pero, es igualmente clara respecto a que somos todos hijos de Dios, que cada uno de nosotros tenemos dignidad y merecemos respeto y amor. He sido bendecida de vivir mi vocación aquí en la Visitación, donde he recibido y llegado a conocer, respetar y amar a miles de mujeres únicas, inteligentes, apasionados y creyentes. Cada una hecha a la imagen y semejanza de Dios.

Mientras he orado sobre esta contradicción, sigo llegando a esta decisión: podemos enfocarnos en las enseñanzas de la Iglesia sobre matrimonio homosexual o podemos hacerlo en la enseñanza de la misma Iglesia sobre el mandato de amor del Evangelio. Sabemos de la historia – incluyendo la reciente – que la Iglesia, en su humanidad, comete errores. Así, a través de la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo, aprende y crece. De esta forma, escogemos el mandato al amor del Evangelio.

A partir de la edición de otoño de nuestra revista de exalumnas, publicaremos las novedades de los matrimonios de uniones del mismo sexo de nuestras ex alumnas, junto con todas las actualizaciones que nuestro alumnado decida compartir con sus compañeras de clase.

Llegamos a esta decisión como jefatura de la escuela y el Monasterio luego de una consideración llena de oración y un muy pensado diálogo. Recibimos – como siempre lo hacemos – los comentarios respetuosos, serios y llenos de fe por parte de miembros de varias comunidades quienes nos contactaron directamente. Los animamos a cada uno de ustedes a contactarnos cada vez que tengan una inquietud o interés. Todos podemos crecer a través de estas desafiantes conversaciones.” [iii] Yo digo Amen, Hermana.

En este caso, tienen un ejemplo de un método teológico para nuestro trabajo en nuestras respectivas comunidades alrededor del mundo. Después de todo, la Hermana Berchmans está en la segunda mitad de sus 80´s, por lo que tiene una rica experiencia de vida y además vive en comunidad por lo que dispone para escuchar de muchas visiones. Ella ve las contradicciones entre lo que la institución enseña, sobre la base de su percibida autoridad y poder, junto con lo bien que las personas viven en medio de estas. Ella educó a estas chicas después de todo. Puede leer la historia de la Iglesia y ver lo mal que lo ha hecho la Iglesia en cuanto a la esclavitud, la usura, la ciencia, entre otros temas. Así es como trás “una consideración llena de oración y un muy pensado diálogo”, ella y sus colegas optaron por el “llamado al amor del Evangelio”. Ellas modelaron un camino a seguir.

La Arquidiócesis de Washington DC, manifestó su decepción de no haber sido consultada pero poco podía hacer. El Cardenal Theodore McCarrick fue reducido a estado laico y se encuentra en el exilio, su Cardenal Donald Wuerl entregó la renuncia con más de 600 no muy halagadoras menciones a su nombre en las investigaciones del Gran Tribunal de Pensilvania sobre abuso sexual y encubrimiento, como también las revelaciones posteriores de que él personalmente recibió dinero de un obispo corrupto de West Virginia, quien despilfarró millones de fondos diocesanos, y que mintió cuando fue consultado sobre su conocimiento. La Arquidiócesis no estaba, digámoslo así, en una gran posición para contradecir a una octogenaria monja que decidió publicar las novedades de matrimonios entre lesbianas. Tengamos un sentido de proporcionalidad en todo esto.

Permitámonos destacar también que ricas y bien establecidas escuelas, como la de la Visitación de Georgetown y la escuela Jesuita en Indianápolis, continúan su trabajo sin obstáculos en gran parte por sus privilegios, porque ellas pueden solventar el hacer las cosas bien en instituciones que les son propias. Pero el objetivo de nuestro trabajo es hacer ese tipo de integridad posible, asequible para todos. Así es que tomemos nuestras tareas teológicas con muchos recursos, un compromiso serio a escuchar y aprender a partir de experiencias contextualizadas, y una resolución igualmente firme a dejar que el amor y la justicia florezca. Yo estoy en ello. Estoy en el equipo. ¿Lo están ustedes?

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