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Ryan Kollano (33) de Kenia fue uno de 9 hijos en una familia pobre. Luchó duro para ir a la escuela. Lo logró hasta la universidad. Debido a que es gay lo perdió todo – varias veces.

El sueño de ir a la escuela

Nací en un pequeño pueblo cerca del desierto en el norte de Kenia. Mis padres solían vivir tradicionalmente como nómadas, pero se establecieron en algún momento. Todavía mantenían su cultura, pero yo quería tener una vida diferente. De los once miembros de la familia, yo era el único que quería ir a la escuela. Éramos muy pobres. Recibíamos comida una vez al día y, a veces, ni siquiera eso. Fue muy duro y nuestros padres debían luchar mucho, así es que decidí huir y tratar de hacer una vida por mi cuenta.

Un sacerdote cambió mi vida

Abandoné mi familia cuando tenía nueve años. Empecé a vivir en las calles. Yo era un niño de la calle hasta que un misionero irlandés me encontró. Esto cambió mi vida. Él dirigía un orfanato en su parroquia, el cual se convirtió en mi nuevo hogar. También me llevó a la escuela y me obligó a aprender Inglés – él sólo aceptaba que nos comunicáramos en Inglés. No tenía educación primaria previa, así es que me uní a la escuela en el 5° grado. El misionero Irlandés me ayudó a ponerme al día de lo que me había perdido antes.

Le confesé cosas que no había hecho

En la escuela secundaria se discutió respecto al tema de la moralidad sexual y sobre los comportamientos sexuales aceptados y no aceptados en la educación religiosa, uno de ellos era la homosexualidad. No sabía que la homosexualidad era algo malo. Sólo pensé que era un sentimiento en mí mientras me hacía mayor. Fue en esas clases que me di cuenta de que era homosexual: Aprendí que es ilegal en mi país y no aceptado por la Iglesia. Fue traumatizante. Mis calificaciones académicas bajaron totalmente. Debido a la baja en mis calificaciones y el empeoro de mi desempeño, el sacerdote me dijo que no iba a patrocinar mi educación por más tiempo. “Si estás utilizando el dinero de la parroquia hay un estándar mínimo que esperamos”, me dijo. Así es que dejó de pagar mis aranceles escolares en ese instante. Este fue el periodo en que empecé a luchar contra mi sexualidad. Negárme la educación fue lo peor que podrían haber hecho para herirme. A partir de ahí tuve la sensación de arrepentimiento. Incluso fui al sacerdote para confesar cosas que no había hecho. Sólo quería recuperar su amistad. Con el tiempo me llevó de vuelta a la escuela. Así es que fui capaz de terminar la escuela.

Bajo presión para contraer matrimonio

Después de graduarme de la escuela, mis padres llegaron a la parroquia a recogerme. Ellos querían tenerme de vuelta. Ellos decían que la parroquia me estaba echando a perder, me estaba volviendo demasiado occidental y me olvidaba de ellos. Y como yo era el único que había ido a la escuela, pensaban que yo era también una fuente de dinero. Ellos querían que yo viviera con ellos y los apoyara. Dado que el sacerdote irlandés volvió a Irlanda, me di cuenta de que realmente no tenía a nadie, así es que me fui con mi familia. Cuando tenía 23 años, mi familia quería que me casara. Esto me puso bajo una fuerte presión. No entendían por qué no estaba interesado en conseguir una novia. Ellos no sabían que soy gay. El salir del closet no solo creó enormes problemas con mi familia, sino también entre mi persona y la Iglesia.

Con los años, mis padres se habían involucrado mucho con la Iglesia Católica local en nuestro pueblo. Dado que la iglesia había construido pozos, escuelas y hospitales en nuestro pueblo, la gente empezó a creer en la Iglesia muy profundamente. Lo que la Iglesia decía era la última palabra. La parroquia dijo que tenía que casarme. Mis padres encontraron una esposa para mí y comenzaron la preparación de una boda. Cuando me negué a contraer matrimonio, la Iglesia me rechazó y, como la iglesia lo hizo, mis padres también. Ellos no querían ser padres de un homosexual. Me escapé de casa por segunda vez.

Mi partida de nacimiento fue destruida

Mis padres me repudiaron oficialmente después de mi salida del closet. Siendo repudiado significa que mi certificado de nacimiento y todos los documentos relacionados son destruidos. Así que perdí mis documentos oficiales. A partir de entonces, no me fue posible obtener una tarjeta de identidad nacional. Sin una TI, no se pueden hacer muchas cosas importantes. Hablé con un amigo y me dio la TI nacional de su padre muerto y la TI nacional de su madre. Los usé para ir y registrar mis propios certificados de nacimiento y TI nacional falsos. No imaginaba el impacto que esto tendría en mi vida. Cuando la TI nacional llegó fue el mayor trauma en mi vida: Los nombres en mis documentos nacionales eran totalmente diferentes a los nombres en mis certificados académicos. Eso significaba que ni siquiera podía inscribirme a la universidad o facultad. Consideré suicidarme, me sentía muy perdido.

Tenía muchas ganas de rezar para convertirme en Heterosexual

Por suerte, me encontré con este hombre que tenía buenas conexiones con los Jesuitas. Me preguntó: “Ryan, me pareces brillante ¿Por qué no estás en la universidad?” Le mostré mis documentos de identidad falsos. “Esta es la razón.” Me preguntó si quería unirse al seminario. Así que me uní a los Jesuitas. Para ellos no se trataba de grados académicos. Le dije que era gay. Dijo que iba a ver lo que se podía hacer, así es que se dirigió a un sacerdote. Él dijo: “Bueno, entonces tenemos que ayudarlo a convertirse en un buen cristiano.” Tenía muchas ganas de orar y cambiar para volverme heterosexual. Yo quería ser igual que los demás. El primer año fui a confesiones, oraciones y tantas otras cosas. Durante el segundo año hice lo miso. En mi tercer año me di cuenta que no estaba funcionando. Yo no quería ser un sacerdote homosexual, porque sentía que estaría mintiéndole a Dios. Hasta este momento pensé que mi homosexualidad era un pecado. En el seminario se habló de la homosexualidad de una manera fea. Una vez más estaba pensando en el suicidio. Realmente me empecé a preparar para eso.

Vi la forma en que tratan a los niños LGBT en la escuela

Me encontré con un Jesuita estadounidense con el que podía hablar abiertamente. Él fue el que me rescató. Me dio mucha orientación espiritual. Después de eso abandoné el seminario. Él dijo que me podría ayudar a ser un maestro dentro de la misma parroquia. Su parroquia tenía una universidad que prepara para ser profesor. Me ayudó a conseguir un lugar en esta universidad. ¡Así que finalmente podría estudiar! Él explicó mi situación y ellos fueron capaces de hacer coincidir mi certificado de educación en la universidad con mi documento nacional de identidad falso. Cuando tuve el certificado pude trabajar en instituciones católicas seleccionadas. Para poder conseguir un empleo en el gobierno, debes probar que asististe a la escuela primaria y la secundaria. Tienes que presentar todos esos papeles y yo no quería pasar por eso.

Como maestro en una escuela católica fui testigo de mucha discriminación. No contra mí, pero vi lo que hacían a los niños LGBT. Cualquier sencilla sospecha de que un niño era gay, comportarse de manera femenina, era suficiente para expulsarlos de la escuela o para darle una paliza. Me di cuenta de que esos niños pasarían por lo mismo que he pasado yo. Me preguntaba si habría algo que pudiera hacer.

La Iglesia tiene una gran influencia en Kenia

Empecé a trabajar en el activismo, para asegurar de que haya más escuelas y una iglesia que no condene a la gente como a esos niños LGBT. En el trabajo con mi organización abogamos por la inclusión en la iglesia y homilías que predican la tolerancia en lugar de odio contra las personas LGBT. Eso podría cambiar rápidamente las cosas para mejor, también en el plano político, porque la iglesia es donde la gente viene y escucha. La iglesia tiene una gran influencia en Kenia.

Haciendo lobby en las instituciones de salud y en la policía

La situación legal oficial en Kenia es que las personas LGBTI no son aceptadas. La Constitución es muy clara. Se puede llegar hasta 16 años de cárcel cuando hay una sospecha de actos LGBT. Hacemos muchas reuniones y relacionamiento con el gobierno, la policía y las instituciones de salud. Esos grupos son los mayores enemigos. La policía te arrestará. Si no los sobornas, vas a la cárcel. Las instituciones de salud en la mayoría de los casos se niegan a tratar a las personas LGBT. Hacemos todo lo posible para educarlos y darles información. Ellos tienen que entender que lo que hacen tiene un impacto significativo en la vida de alguien.

Asociación entre los terroristas y los homosexuales

El mayor peligro al que nos enfrentamos en todos los países del este de África, es que el gobierno emita un acta antiterrorista. Luego de que un grupo terrorista atacara una universidad y violara a sus estudiantes varones, el público construyó una asociación entre terrorismo y homosexualidad. Este es un gran problema para el activismo LGBT en África. La situación está empeorando. Nos estamos moviendo muy rápido para tratar de cambiarlo. Estamos tratando de compartir documentales e historias de manera que la percepción pueda empezar a cambiar.

Nunca sabemos cundo nuestras vidas terminarán

En mi vida cotidiana vivo solo. No puedo vivir con mi pareja, es demasiado peligroso. Tenemos que ocultar nuestra relación de todos, vecinos, amigos, familia. Como activistas debemos ocultarnos con el fin de mejorar las cosas para los demás. Mi activismo es muy peligroso. Cuando comenzamos la organización éramos siete personas. De los siete originales, cuatro fueron asesinados. Dos están en la clandestinidad. Así que yo soy el último. Nunca sabemos cuándo nuestras vidas terminarán. Si dejara el activismo en esta organización las vidas perdidas de nuestros cuatro miembros habrían sido en vano. Es mi misión continuar.