El 8 de marzo es considerado como el Día Internacional de la Mujer. Ese día habrá un frenesí mediático, en todo el mundo, para mostrar a las mujeres y sus aliados trabajando, planificando, marchando, protestando y también celebrando lo que es ser mujer.
Las empresas iluminadas han estado exhibiendo sus políticas de igualdad al compartir videos y actividades que destacan en ejecución sus políticas dirigidas a las mujeres. Las aerolíneas han tenido vuelos donde toda su tripulación, incluyendo los pilotos y operarios de cabina, son mujeres. Además, los trenes subterráneos están totalmente atendidos por mujeres durante ese día. Es un día especial para las mujeres. De hecho, es un día excepcional y único. Y luego, ¿qué ocurre el resto del año?
Se nos dice que las sociedades de todo el mundo están cambiando, que se introducen leyes que permiten a las mujeres hacer cualquier trabajo que quieran si estudian y califican. Pero sabemos que las actitudes y opiniones son muy diferentes en la privacidad de nuestro hogar. La mente de hombres y mujeres ha sido colonizada durante siglos sobre la inferioridad de las mujeres en el espacio público. Se supone que los hombres ocupan su lugar natural en el espacio público y que en cambio las mujeres ocupan el espacio privado del hogar. Lamentablemente, las estadísticas respaldan esto con un informe reciente que indica que el 90% de los hombres y mujeres de todo el mundo tienen opiniones negativas respecto a las mujeres en posiciones de política, trabajo y educación (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, marzo de 2020).
Sabemos que las leyes pueden hacer cambios dramáticos en la sociedad, pero eso no cambia las opiniones y los sentimientos tan fácilmente. Entonces, ¿qué es lo que guía nuestros pensamientos y sentimientos más profundos? La institución que representa nuestra fe, la institución de nuestra familia, ambas alimentan nuestra percepción y comprensión del lugar de la mujer en la sociedad. Es interesante notar que las normas que se crean, frecuentemente por hombres, parecen buscar la justicia y la igualdad y, sin embargo, esas instituciones de fe y familia continúan haciendo la vista gorda ante la igualdad de las mujeres. La imposición del hombre como el líder merecido en la Iglesia, el hombre como cabeza de familia tiene siglos de antigüedad. ¿Cómo nos liberamos de esas mentalidades colonizadas?
Bueno, cada año tenemos la demostración más increíble de que las mujeres son capaces de hacer lo suyo en el Día Internacional de la Mujer, superando los límites y buscando el cambio, y celebrando dicho cambio en el espacio público. Pero, ¿qué pasa con esos espacios privados donde se encuentran esas mentalidades cerradas y colonizadas en nuestras familias y nuestra Iglesia? ¿cómo cambiamos eso? Tengamos esas conversaciones con nuestros hermanos, hermanas, padres, madres y amigos. Ellos y nosotros nos convertimos en soldados de infantería para el cambio.
Y parafraseando dos dichos icónicos, seamos el cambio que deseamos ver en el mundo a medida que Subimos, Subimos, Subimos.
Ruby Almeida
Lider del Comité de Mujeres en GNRC
Red Global de Católicos Arcoíris
Marzo, 2020