Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones. (Salmo 126, 5)

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Por el Padre Pedro Labrin sj – Padis+ Chile. Este testimonio fue presentado originalmente en la Conferencia los Caminos del Amor en Roma (Octubre, 2015).

padisPadis+ (Pastoral de la Diversidad Sexual) es un retoño de Iglesia CatĂłlica en Chile. Un fruto de la misma Iglesia, que se renueva y convierte más cada dĂ­a por la acciĂłn misionera del EspĂ­ritu Santo.  AsĂ­ lo comprendemos quienes formamos parte de ella, ya sea como personas GLB[1]; o como padres y madres heterosexuales con hijos GLB, o como religiosos, religiosas y laicas  acompañantes de esta maravillosa experiencia del evangelio.

Reconocemos la inspiraciĂłn del EspĂ­ritu en muchas llamadas, que a pesar de tener diferentes protagonistas, evidenciaron a partir del año 2009 una inequĂ­voca convergencia al interior de la Comunidad de Vida Cristiana en Chile (CVX-CLC).  Hoy, a seis años distancia, no se debilita en nosotros el sentimiento de admiraciĂłn, por la salud espiritual de CVX, una comunidad oficialmente catĂłlica, que en el apoyo a Padis+ refleja su disposiciĂłn profĂ©tica para discernir la voluntad de Dios en nuestros dĂ­as y el coraje para acogerla llevándola a la práctica.  CVX es una verdadera luz en medio de tantas otras comunidades que han preferido sacralizar viejas costumbres y no pocos “afectos desordenados[2]”, optando finalmente por erigirse en muro que separa, marcando el lĂ­mite de la inclusiĂłn, que irracionalmente se traduce en condena y censura, a toda expresiĂłn diversa de la sexualidad humana.

Todos los signos de llamada vinieron desde la Iglesia en misiĂłn.  Primero fueron Francisco, Pablo, Alberto, CristĂłbal, Tomás, Rafael, Sebastián, VĂ­ctor, HĂ©ctor, quienes se constituyeron en comunidad de oraciĂłn y vida en la intimidad de sus casas y en el anonimato pĂşblico.  Deseaban encontrar un espacio para integrar en sus vidas la fe y su sexualidad homosexual. Cada uno internamente, se resistĂ­a a tener que aceptar la represiĂłn de su sexualidad como Ăşnico camino espiritual virtuoso, por el hecho de ser homosexuales. TenĂ­a que haber un punto de comuniĂłn entre lo que ellos eran en los más Ă­ntimo y el proyecto de Dios en sus vidas, que no puede separarse del propio modo de amar. En una clandestinidad injusta, la vida de la comunidad tenĂ­a que ser secreta, porque no todos habĂ­an hecho pĂşblica sus orientaciones sexuales y porque la hostilidad ambiental y eclesial, les aseguraba un maltrato gratuito a la hora de la exposiciĂłn. Eran tiempos personales y comunitarios todavĂ­a ambiguos, en los que no se acababa de resolver para todos y para cada uno el dilema entre pĂşblico y privado, entre  catĂłlico o ecumĂ©nico, entre actuar conforme a la conciencia o a la doctrina, en la realizaciĂłn de su vida afectiva y sexual, etc.

El espĂ­ritu fue aclarando sin prisas las cosas, como en un micro-sĂ­nodo, desde donde brotĂł la voluntad de salir a visibilizar su existencia como cristianos homosexuales catĂłlicos.  Primero, tocando las puertas de mi oficina para preguntar si CVX-CLC ÂżserĂ­a un espacio donde se usarĂ­an las formulaciones de la doctrina catĂłlica para agredir a los homosexuales y fomentar la homofobia en la Iglesia?  y luego, para compartir el deseo de convocar a otros hombres y mujeres con orientaciones sexuales e identidades de gĂ©nero diversas, que desearan reencontrarse con sus espiritualidades en un espacio de Iglesia pĂşblico y a la vez protegido.

AsĂ­ naciĂł lo que en un principio se llamĂł  simplemente “sábados”.  A los ojos de los demás, una misteriosa reuniĂłn que  ocurrĂ­a a extrañas horas, cuando la sede de CVX-CLC estaba vacĂ­a.  La tensiĂłn emocional de las primeras reuniones quedará marcada para siempre en cada uno de los que participamos.  Era todo muy raro.  En las reuniones nos sentĂ­amos libres, pero tenĂ­amos miedo; creĂ­amos en lo que nos pasaba, pero nos preguntábamos si estaba bien.  Los religiosos acompañantes fuimos abordados muchas veces con preguntas orientadas a saber quĂ© nos decĂ­an nuestras congregaciones religiosas, o el obispo tal, o el sacerdote cuál.  En esas preguntas latĂ­a la desconfianza protectora: la realidad habĂ­a sido para la mayorĂ­a dura en la Iglesia y frente a esos traumas lo nuevo parecĂ­a ser una quimera, o una pompa de jabĂłn, que en cualquier momento se romperĂ­a por un acto de autoritarismo, o por la repentina revelaciĂłn de las verdaderas intenciones de los dirigentes que convocaban: “todo esto está bien, pero: Âżen quĂ© momento nos van a decir que tenemos que ser cĂ©libes?”

En las primeras reuniones, nos bastaba un versĂ­culo del evangelio, para que cada quien se sintiera en confianza de contar su propia historia de homosexual cristiano.  Para todos, homosexuales y heterosexuales fue la primera vez que pudimos hablar frente a un espejo, de nuestra intimidad y, lo más importante, la primera vez que el espejo se transfigurĂł en presencia humana de hermano o hermana, dispuesto a responder con su testimonio todas nuestras dudas de identidad, sanando al mismo tiempo viejas heridas, que en la sombrĂ­a soledad de la exclusiĂłn no encontraron adecuado drenaje.

Pronto comenzaron a llegar las mujeres. Primero Cecilia, Claudia, InĂ©s…  Con ellas aprendimos a conocer las dificultades de visibilizaciĂłn y reconocimiento de las lesbianas, más que por su orientaciĂłn sexual, por el hecho de ser mujeres, en una cultura todavĂ­a patriarcal y machista, cuyo molde, con dolor tambiĂ©n se traslada al mundo de la diversidad sexual.  Para los homosexuales ha sido todo un descubrimiento, difĂ­cil de asumir, que la orientaciĂłn gay no exime de replicar conductas sexistas. Son las mujeres de Padis+ quienes se los han enseñado con fuerza y ternura.

En lo personal, me atrevĂ­ a decir que sĂ­ me encontraba dispuesto a acompañar el camino que se me estaba ofreciendo desde la comunidad gay en catacumbas.  No tuve dudas al respecto, sĂ­ una intensa sensaciĂłn de fragilidad por sentirme carente de todo recurso, con miedo, al intuir que este involucramiento tambiĂ©n traerĂ­a nuevos conocimientos sobre mi propia sexualidad. No dudaba de mi heterosexualidad, pero no sabĂ­a cĂłmo era vivirla entre homosexuales y lesbianas.  Era imposible decir que sĂ­, sin estar dispuesto a hacer un profundo camino de toma de consciencia de todos mis afectos, mis fantasĂ­as, homofobias, temores y exposiciĂłn a estĂ­mulos erĂłticos en mi particular y voluntaria condiciĂłn de cĂ©libe ÂżQuĂ© pasarĂ­a si la conversaciĂłn me sacara del ámbito de confort afectivo en el que me desenvolvĂ­a hasta ese momento, con las cosas relativamente resultas y sin mayores conflictos?

El susto se alejĂł pronto y se transformĂł en convicciĂłn empoderada: Una Iglesia, una sociedad inclusiva, no puede acarrearnos más que cosas buenas, tanto a las personas GLB como a las heterosexuales.  Estaba experimentando de parte de ellos y ellas, el reconocimiento alegre y respetuoso de lo que yo era, y asĂ­, yo mismo comencĂ© a reconocer tambiĂ©n lo que cada uno y una eran, sin estereotipos.  Muy pronto, tuve la experiencia de sentir honrada y respetada mi heterosexualidad cĂ©libe entre homosexuales y lesbianas, al tiempo que conjuraba toda fantasĂ­a previa de abordaje peligroso, o agresivo a mi intimidad.

Pero lo que estaba comenzando, no podĂ­a ser vivido de a uno, de manera que hablĂ© del asunto con el P. Gabriel Roblero sj, Asesor de CVX jĂłvenes de Santiago; aceptĂł con gusto y de inmediato.  En el pasado habĂ­a tenido experiencia ofreciendo capacitaciĂłn laboral a travestis. Era psicĂłlogo de profesiĂłn y además, un muy buen amigo.  En paralelo, Tomás y Juan Pablo invitaron a la Hna. MarĂ­a Eugenia (Quena) ValdĂ©s rscj., que tambiĂ©n sin dudar, aceptĂł con entusiasmo.  Los tres supimos de inmediato que estábamos recibiendo un regalo particular al que no podĂ­amos negarnos.  El evangelio estaba tocando a la puerta de nuestros corazones y asĂ­ mismo lo sintieron despuĂ©s, Pablo Romero sj., Tony Mifsud sj. y Bernardita Zambrano, rscj.

Los jesuitas y Quena conversamos con nuestros respectivos superior y superiora para contarles de esta aventura.  SabĂ­amos que lo tenĂ­amos que hacer y nos contentaba responder con alegrĂ­a. Sin embargo, sabĂ­amos que jugábamos con fuego.  Entrábamos a una tierra totalmente desconocida, de cuyos habitantes sĂłlo tenĂ­amos algunas aproximaciones ideolĂłgicas negativas y muy pocas experiencias de encuentro real.  El discernimiento de nuestros superiores religiosos, no sĂłlo nos confirmĂł, sino que nos animĂł a decir que sĂ­, dejándonos de partida una gran enseñanza, que en Padis+ tratamos de encarnar frente a toda circunstancia nueva: El evangelio y la misiĂłn de la Iglesia debe ser transparente, no acepta dobles fondos ni manipulaciones interesadas.  Si veĂ­amos que el camino iniciado carecĂ­a de un adecuado soporte doctrinal para regirnos, no nos detendrĂ­amos, simplemente volverĂ­amos al evangelio para hacer oraciĂłn y buscar respuestas.  Del mismo modo, escrutarĂ­amos nuestra conciencia personal con una humilde actitud creyente, y al final, actuarĂ­amos en transparencia, frente a quienes tienen responsabilidad de conducciĂłn en la Iglesia.  Desde el principio sentimos, que nuestra habilitaciĂłn para pertenecer a la Iglesia no provenĂ­a de nuestra adecuaciĂłn al catecismo o al precepto, sino al inabarcable regalo del amor de Dios, que por el sacramento del Bautismo nos hizo en plenitud, sus hijas e hijos para siempre.

El primer paso de coherencia fue hablar con las autoridades laicas de CVX, para exponer  lo que ya estábamos haciendo. Los presidentes nacional y regional de la Comunidad nos apoyaron de inmediato, expresando con alegrĂ­a un “adelante”, “por fin”, “tenemos que hacerlo”.

Quisiera incluir aquí un aspecto de contexto que es esencial para comprender nuestra realidad. En América Latina, la sangre de los mártires aún está fresca y han sido ellos, hombres y mujeres, ¡laicos en su inmensa mayoría! quienes nos han ayudado con su vida, a comprender qué quiso decir el Concilio Vaticano II con la expresión Iglesia “Pueblo de Dios[3]”, comprometida íntimamente con los gozos y esperanzas de toda la humanidad (“Gaudium et Spes[4]”). Ellos nos han mostrado que ser cristiano, equivale al total compromiso de liberación humana, contra toda opresión injusta, desde abajo, desde los excluidos.

Ese fĂ©rtil “humus” de cristianismo fue nuevamente acrecentado el año 2012 por el brutal martirio del joven homosexual Daniel Zamudio en Chile, asaltado por una jaurĂ­a humana, embriagada de homofobia, pobreza y violencia.  Daniel no muriĂł por voluntad de Dios, muriĂł por voluntad del pecado, pero su sangre sensibilizĂł a todo un paĂ­s que asistiĂł por televisiĂłn a su agonĂ­a, y de paso, abriĂł nuevos caminos de aceptaciĂłn a Padis+.  Fue la muerte resucitada de Daniel la que inspirĂł a CVX en la Asamblea Nacional de ese año (su máximo organismo de gobierno) a decir: “Dios nuestro Padre, quiere que el abrazo del Hijo alcance a todos.  Por eso, como miembros de la Iglesia nos sentimos enviados a abrazar y bendecir en nombre de JesĂşs a quienes por limitaciones, muchas veces culturales, se sienten o han sido excluidos de la Iglesia.  En particular a los separados vueltos a casar y a los homosexuales y lesbianas, a quienes pedimos perdĂłn por la dureza de nuestro corazĂłn para integrar en nuestras comunidades sus historias y diferencias”. 

A estas alturas, junto con grandes progresos, experimentamos las primeras dificultades en nuestro intento de visibilizaciĂłn en la Iglesia.  La novedad de Padis+ captĂł pronto la atenciĂłn de los medios de comunicaciĂłn en el paĂ­s.  Primero fui invitado a una entrevista en CNN local y despuĂ©s, a un programa de debate polĂ­tico en otra estaciĂłn de TV.  Para Ă©ste Ăşltimo, de mayor popularidad, decidĂ­ comunicarle al Arzobispo de Santiago mi asistencia unas horas antes por telĂ©fono.  Me presentĂ© y le manifestĂ© que irĂ­a al programa y que afirmarĂ­a pĂşblicamente el camino de solidaridad con el mundo GLB en el que estaba comprometido.  Su respuesta fue un agradecimiento por la delicadeza de avisarle y una advertencia: “le recuerdo que usted es un sacerdote jesuita y por lo tanto cualquier afirmaciĂłn que contradiga el magisterio de la Iglesia respecto de la homosexualidad le acarreará dificultades”.  El programa ya estaba lanzado generando mucha expectativa en la audiencia y en particular entre los miembros de Padis+.  Sin embargo, esa respuesta me puso en un serio dilema: pasar con mis declaraciones a la trinchera de los contestatarios, obteniendo el aplauso de los progresistas, arriesgando con ello el futuro eclesial de Padis+ , o salvar la experiencia a costa de mi propia muerte mediática.  El resultado fue desastroso y sin embargo pascual.  Mi recato, titubeo y moderaciĂłn causĂł una gran conmociĂłn en las redes, producto de la frustraciĂłn que produjo mi actuaciĂłn.  No obstante, la  gente supo leer que no podĂ­a hablar con libertad y finalmente, los miembros de Padis+ me perdonaron, comprendiendo las razones. SentĂ­ su perdĂłn en la frase de uno de los miembros: “sufrĂ­ con el “acorralamiento” al que fuiste sometido por los entrevistadores y desde allĂ­ empaticĂ© contigo. Viviste en pĂşblico lo que nosotros hemos vivido todo el tiempo”.

Padis+ se fortaleciĂł y pronto naciĂł el grupo de Padres y Madres con hijos GLB.  La iniciativa vino en paralelo  de algunos padres y madres que fueron testigos de la transformaciĂłn que la Pastoral estaba haciendo en sus hijos y de los mismos hijos que deseaban compartir la alegrĂ­a de Padis+ con sus padres[5].  En su consolidaciĂłn ha sido fundamental el apoyo de dos reconocidas laicas de CVX: Soledad Vidal (+2015) y Pilar Segovia.  Ambas asumieron la bandera del arcoĂ­ris con pasiĂłn y se transformaron en verdaderas activistas, a la vez que acompañan el doloroso proceso de sanaciĂłn de los padres, conteniĂ©ndolos y formándolos en la comprensiĂłn de la realidad de sus hijos y en la reformulaciĂłn de sus propias convicciones religiosas homofĂłbicas.

Padis+ Padres y Madres adquiriĂł de inmediato protagonismo en la tarea de transparentar nuestro quehacer pastoral.  Escribieron a la Conferencia Episcopal reclamando por la discriminaciĂłn que ellos habĂ­an sufrido histĂłricamente de la parte de la Iglesia en la persona de sus hijos.  La respuesta fue muy descalificadora de parte de un Obispo que entre sus dichos afirmĂł “Estimadas Señoras… sus afirmaciones repugnan la verdad de Jesucristo”.  Esta reacciĂłn suscitĂł una discusiĂłn entre los demás obispos de la Conferencia Episcopal chilena, que se tradujo en otra carta de tono más conciliatorio que abriĂł hasta ahora, un diálogo franco con nuestros pastores.  Con orgullo podemos decir que un obispo fue oficialmente a celebrar la misa de aniversario de Padis+ y que con ocasiĂłn del sĂ­nodo de la familia, hemos entregado nuestras contribuciones en todas las instancias formales de consulta, además de concurrir con nuestro testimonio a un sinnĂşmero de actividades a las cuales hemos sido convocados: Jornada Arquidiocesana de Laicos, Encuentro de Movimientos ApostĂłlicos, Congreso Misionero Arquidiocesano, Encuentro de FormaciĂłn de CVX, Diálogo con la DelegaciĂłn Episcopal para la Familia, Jornadas de capacitaciĂłn para religiosos y educadores en temáticas de diversidad sexual, etc.

Paralelamente, fui vĂ­ctima de una acusaciĂłn ante la Sagrada CongregaciĂłn de la Doctrina de la Fe (CDF), por haber incurrido en supuestos errores doctrinales al inferirse de mis expresiones en un video de la campaña de prevenciĂłn del suicidio adolescente, impulsada por “Todo Mejora”. “Que la homosexualidad es algo querido por Dios.” Fue un golpe duro que manejĂ© en privado, para no aplastar la verdadera primavera de Padis+.  Tuve el incondicional apoyo de mi CongregaciĂłn que junto con ayudarme a responder con obediencia religiosa a los requerimientos de la CDF, me animĂł a no retractarme de mis dichos.  Durante más de un año vivĂ­ la angustia de no saber si mi ministerio sacerdotal iba a ser coartado y de paso Padis+ extinguida.  En un principio no hubo respuesta que satisficiera a la CDF, hasta que circunstancialmente, recibimos una oferta de reportaje en una revista de papel couchĂ© de alcance nacional, que querĂ­a dar a conocer la buena noticia de esta iniciativa pastoral.  La aceptamos, aunque en secreto sentĂ­a que esto serĂ­a ponerme la soga al cuello, luego de la negativa respuesta de la CDF a mis descargos.  De nuevo la muerte se transformĂł en vida, porque fue ese mismo reportaje, dado su calidad y contenido, el que me librĂł de la investigaciĂłn romana y me acarreĂł una definitiva bendiciĂłn en el trabajo pastoral con Padis+.

Hoy dĂ­a Padis+ es una sola pastoral de diversidad sexual con dos brazos activos: uno Padis+GLB y otro Padis+Padres.  Ambos brazos son autĂłnomos en sus agendas, aunque complementarios en sus actividades y contenidos.  Se gobierna por un Consejo que reĂşne a los coordinadores de ambos brazos y que en conjunto propone las grandes lĂ­neas de trabajo de la Pastoral de cada año.  Hoy en dĂ­a, ya no sĂłlo se trata de ofrecer reuniones de contenciĂłn emocional a sus miembros, sino que aborda un plan de formaciĂłn estructurado en ciclos, que abarcan variadas dimensiones entre las que destacan formaciĂłn teolĂłgico-bĂ­blica; insumos para elaborar un proyecto de vida; formaciĂłn para la comprensiĂłn de la sexualidad homosexual; insumos para el servicio apostĂłlico; formaciĂłn en temas de gĂ©nero; servicio apostĂłlico, celebraciones litĂşrgicas, etc.

Hoy en dĂ­a, distamos mucho del hermetismo de las primeras reuniones, a las cuales podĂ­an incorporarse tan sĂłlo aquellas personas invitadas individualmente por alguno de los que ya participaban.  En la actualidad,  ofrecemos un proceso de inducciĂłn cada dos meses para la incorporaciĂłn de nuevos miembros que nos conocen principalmente,  a travĂ©s de las frecuentes apariciones en medios de comunicaciĂłn a las que somos invitados para compartir nuestro testimonio.  Nos alegra constatar que todos los meses estamos recibiendo varias invitaciones desde instituciones eclesiales y centros universitarios.  Quena ValdĂ©s rscj., fue elegida por votaciĂłn abierta y pĂşblica para recibir el tĂ­tulo “Mujer Impacta” del año 2014, como reconocimiento a su trabajo con Padis+

Desde el 2014, el 2° fin de semana de agosto, Padis+ organiza la “Cena de la InclusiĂłn” que reĂşne a 300 personas en una comida, donde la mesa se comparte entre todos sin distinciones, para celebrar que el Reino de Dios ya está presente en medio nuestro, y que con los ojos de la fe, reconocemos el privilegio de ser llamados a participar de modo tan protagĂłnico en ese banquete final donde todos y todas sin condiciones, nos encontraremos como expresiĂłn de la rica y diversa creaciĂłn de Dios, reconciliada para siempre gracias a Jesucristo, el Señor.  La respuesta de la Iglesia de base a esta iniciativa de Padis+ ha sido tan generosa que permitiĂł  financiar el año pasado la venida de una delegaciĂłn de 5 personas a esta misma conferencia desde el confĂ­n del mundo hasta Roma, donde tuvimos ocasiĂłn de asistir en primera fila a la Audiencia Papal, recibiendo su cariñoso saludo y bendiciĂłn.  Hemos sentido el anhelo de creyentes heterosexuales de construir una Iglesia de verdad inclusiva, cada vez más evangĂ©lica y cada vez con menos poder del que ofrece este mundo.

Celebramos el “Ya”, pero no nos auto complacemos, porque sabemos que “el todavĂ­a no” es nuestro espacio para la misiĂłn en la Iglesia.  Desde esta consciencia nos hacemos cargos de los desafĂ­os que aĂşn tenemos por delante y que demandarán de nosotros, nuevos giros de profundidad en nuestra conversiĂłn y discernimientos espirituales cada vez más finos.

A continuaciĂłn y para concluir, les compartirĂ© los principales desafĂ­os a modo de preguntas.  Más tarde, si el tiempo lo permite, ustedes podrán comentar más ampliamente aspectos particulares con cualquiera de nuestra delegaciĂłn aquĂ­ presente:

¿Cómo integrar en nuestra Pastoral a los diferentes sectores sociales de nuestro país, marcado por un profundo clasismo e inequidad estructural? Padis+ nació en un sector de clase media alta ¿qué pasa con el resto?

¿Cómo comprometer a nuestros miembros a una permanencia más estable en el tiempo? Son muchos los que pasan y pocos los que se quedan, siendo verdad, al mismo tiempo que quienes se van lo hacen con profunda gratitud, en su inmensa mayoría.

ÂżCĂłmo seguir colaborando en la visibilizaciĂłn de las mujeres lesbianas, de manera de favorecer la integraciĂłn, a la vez que la diferenciaciĂłn en un ambiente dominado por la perspectiva masculina homosexual?

¿Cómo favorecer el crecimiento de nuestros miembros hacia la autonomía moral, que por una parte los ayude a vivir en fidelidad a su propia conciencia y al mismo tiempo no los lleve a rechazar la enseñanza tradicional en bloque y por prejuicio?

ÂżCĂłmo sensibilizar a nuestros miembros para superar la tentaciĂłn al intimismo religioso, asumiendo la responsabilidad polĂ­tica de ser GLB en la Iglesia y en la sociedad?

Ocasiones como la que nos ofrece la reciente Red Global Arcoíris de Pastorales de Diversidad Católicas y la conferencia The Ways of Love, nos animan a seguir adelante, trabajando día a día, junto a ustedes para que la Buena Noticia alcance a todos y todas, transformándoles sus vidas.

[1] No incluimos “T” en la sigla porque aĂşn no se nos han acercado personas trans.  Esperamos pronto contar con su presencia entre nosotros.

[2] ExpresiĂłn propia de lenguaje espiritual tradicional, que  alude al “dejarse llevar” de los seres humanos por la pasiĂłn, que nubla la adecuada comprensiĂłn de las cosas y que, por lo tanto, no orienta la acciĂłn personal en el sentido correcto.

[3] http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html (CapĂ­tulo 2)

[4]  â€śLos gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discĂ­pulos de Cristo.”http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html (Proemio)

[5] Es necesario decir que una minorĂ­a de miembros de Padis+GLB tiene a sus padres en Padis+Padres y viceversa.