28 de Noviembre, 2018

CARTA AL PAPA FRANCISCO

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Estimado Santo Padre:

Las entidades sociales y los grupos cristianos abajo firmantes queremos expresarle nuestra preocupación por los ataques sufridos por la Iglesia, en su persona y en las de otros obispos, pastores y sacerdotes que promueven una Iglesia abierta y acogedora para con todos los seres humanos y muy especialmente para aquellos que viven en las “periferias”, como con palabra profética su Santidad ha querido llamarlas. Muy particularmente nos referimos a nosotros, las personas LGTBQI católicas (lesbianas, gays, mujeres y hombres trans, personas queer, bisexuales e intersexuales), quienes durante siglos hemos sufrido la marginación, el menosprecio y el ostracismo dentro de las comunidades de creyentes. Hemos sido juzgados indiscriminadamente como pecadoras e indignas, con el consiguiente sufrimiento y angustia que han llevado a muchas de nosotros al alejamiento de la fe.

Queremos manifestar todo nuestro apoyo a las iniciativas inclusivas  hacia las personas LGTBQI que dentro de la Iglesia Católica y con el beneplácito de la Santa Sede se están llevando a cabo y también rogarle insistentemente que no ceda a la violencia verbal y acusaciones injustas y malintencionadas de las personas y grupos que, dentro de la Iglesia, desearían que todo permaneciese inamovible, manteniendo doctrinas, actitudes y estructuras injustas que no ayudan a las personas, sino que las hacen caer.

Los grupos cristianos abajo firmantes oramos fervientemente para que Dios le guíe en todas sus decisiones y le permita llevar a cabo una renovación de la Iglesia según la norma del Evangelio, el amor a todos y en especial a los más pobres y alejados. Las entidades sociales que promovemos los derechos humanos le manifestamos nuestro agradecimiento y el apoyo a cuanta iniciativa contribuya a desterrar, en todos los ámbitos de la vida, la discriminación y la exclusión, en este caso de las personas LGTBQI católicas.

Creemos firmemente que el pueblo creyente en su mayoría y las personas de buena voluntad en el mundo entero ven con alegría y esperanza el nuevo rumbo que su Santidad ha imprimido a la Iglesia Católica en los años de su pontificado.

Con afecto: