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Haarlem, 9 de Octubre 2018

Querido Santo Padre,

El Grupo de Trabajo de Pastores Gay Católicos (WKHP) ha estado activo por más de treinta y ocho años en los Países Bajos. Es una asociación de sacerdotes homosexuales – tanto diocesanos como ordenados – diáconos y agentes pastorales, comprometidos con el bienestar de las personas gay dentro de la Iglesia y la sociedad ampliada. El Grupo de Trabajo cuenta actualmente con 45 miembros. También contamos con una estrecha relación con nuestros colegas en Flandes, el grupo “Holebipastores”.

Nuestra razón para escribirle es el documento Il dono della vocazione presbiterale, el cual fue publicado por la Congregación para el Clero, el 6 de diciembre del 2016. Es una continuación de la política adoptada por sus dos predecesores para evitar que hombres gays sean ordenados como sacerdotes. A pesar de que el documento establece que la Iglesia respeta profundamente a las personas referidas, también hace la declaración arbitraria y sin fundamento sobre: “Tales personas, de hecho, se encuentran en una situación que los limita gravemente para relacionarse apropiadamente tanto con hombres como con mujeres” (§199). Además, en mayo de este año, varios Medios noticiosos reportaron que durante un encuentro con la Conferencia de Obispos Italianos, usted apoyó con firmeza la prohibición de candidatos homosexuales para el sacerdocio.

Dado esto, queremos informarle que, como miembros del Grupo de Trabajo, estamos profundamente disconformes con esta visión y la política concerniente a homosexualidad y sacerdocio, por las siguientes razones:

  1. En este momento hay ya incontables sacerdotes trabajando dentro de nuestra Iglesia, que son de hecho gay. Estos hombres responden igual de bien, por debajo de lo esperado o incluso mal, de la misma forma que lo hace el clero heterosexual. Esta siempre ha sido la situación. Il dono della vocazione presbiterale completely ignora completamente esta realidad.
  2. En este documento los sacerdotes homosexuales reciben implícitamente el mensaje de que (a) son por definición inapropiados para cumplir con el rol debido a su orientación sexual y (b) nunca debieron volverse sacerdotes en primer lugar. Este mensaje puede ser fácilmente comprendido por ellos como una descalificación, y por lo tanto ser una carga y desmotivación con respecto a su ejercicio como sacerdotes. Esta es ciertamente la forma en la que nosotros mismos vivimos este documento.
  3. Creemos que la idoneidad para el sacerdocio no depende de si seas heterosexual u homosexual, sino más bien en si eres capaz de vivir sanamente con tu propia sexualidad como seminarista o sacerdote.
  4. Los seminaristas y sacerdotes heterosexuales u homosexuales que son conscientes de las naturaleza de su sexualidad, que la aceptan como dada por Dios, que no se avergüenzan respecto a ella, que pueden/aprenden a hablar sobre ella apropiadamente en su rol como sacerdote (o seminarista), no son en nuestra opinión el problema. Por el contrario, ellos pueden y se desempeñan correctamente, teniendo un rol valioso a realizar dentro de nuestra Fe e Iglesia.
  5. Los seminaristas y sacerdotes que niegan, desconocen o suprimen su sexualidad para ellos mismos y el resto, son más propensos a manifestarse como un problema en el contexto de nuestra Fe e Iglesia. Una serie de conductas desequilibradas, abusivas e inapropiadas hacia el resto y hacía si mismos, pueden ser luego consecuencia de ello. Cuestionamos la validez psicológica de la visión expresada en el articulo §200 (“Si se tratase, en cambio, de tendencias homosexuales que fuesen sólo la expresión de un problema transitorio, como, por ejemplo, el de una adolescencia aún no terminada, ésas deberán ser terminadas claramente superadas al menos tres años antes de la Ordenación diaconal”). Esto puede ser un pensamiento ilusorio, y puede actuar como una invitación a a suprimir esta tendencia, con todas las consecuencias negativas posibles mencionadas previamente. De esta forma la Iglesia se engaña a si misma y a los candidatos homosexuales respecto al sacerdocio.
  6. Tenemos una clara impresión de que el Vaticano, la Congregación para el Clero y quizás usted mismo, tienden a sugerir de que aquellos sacerdotes que son abiertamente homosexuales son los responsables por los casos de abuso sexual de niños y menores de edad. No estamos de acuerdo en esto. Creemos que la gran crisis actual relacionada a este ultimo contexto es primeramente el resultado de la desaprobación, supresión, negación y la pobre integración de la sexualidad, especialmente de la homosexualidad, de parte de muchos de nuestros sacerdotes y dentro de nuestra Iglesia como un todo. Como individuo, uno es simplemente incapaz, no hay disposición a discutirlo o censurado de mencionar este tema, excepto bajo el sacramento de la confesión. En nuestra perspectiva esto va en detrimento para la Iglesia en general y en particular para los mismos sacerdotes gay.

Es nuestra apreciación el que la forma en la cual nuestra Iglesia Católica Romana ha tratado con las personas homosexuales, ha hablado y escrito sobre ellas hasta el día de hoy, no es algo que ha sido recibido positivamente en los Países Bajos. Esto es igualmente valido tanto para Católicos como no Católicos. La predica del evangelio y su credibilidad es y seguirá negativamente afectada por esta actitud hacía la homosexualidad.

Querido Papa Francisco, tenemos gran aprecio por su persona y respetamos ampliamente la manera en la cual ejerce los deberes relacionados al papado. Ha demostrado frecuentemente consideración y valoración de las personas homosexuales. Aún así, es la Política de la Iglesia y aparentemente también vuestra aproximación concerniente al sacerdocio y la homosexualidad la que contradice tales consideraciones y entendimiento. Es por esta razón que le solicitamos revisar y corregir lo estipulado en Il dono della vocazione presbiterale que por definición descalifica a los candidatos homosexuales del sacerdocio célibe.

Finalmente, valoraríamos estar involucrados en futuras reflexiones sobre esta materia. Por lo tanto, proponemos reunirnos con usted o alguno de sus representantes en el futuro cercano. Estaremos atentos a su respuesta a esta propuesta.

Con un cálido saludo fraternal se despide,

en representación del Grupo de Trabajo de Pastores Gay Católicos

(Werkverband van Katholieke Homo-Pastores),

Dr. Frans Bossink, Director

Países Bajos

contact@homopastor.nl

Cc. (1) Mgr. Dr. Angelo Cavalli, Nuncio Apostólico en los Países Bajos, (2) Congregación para el Clero, attn Beniamino Cardenal Stella, prefecto, (3) todos los obispos y obispos auxiliares Holandeses y Flamencos.