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Misha Tumasov (43) de Rusia es un profesor y activista de derechos humanos. Su sueño en la vida era ser sacerdote: “Cuando hablas sobre el amor de Dios, te conviertes en una batería de amor.” Como hombre gay, se vio obligado a elegir un camino diferente.
Deseaba ser sacerdote desde que tengo memoria
Deseaba ser sacerdote desde que tengo memoria. Tenía 17 años cuando ingresé al seminario en Moscú. Cuando me di cuenta de que soy gay, una larga lucha dentro de mí comenzó. Hasta los veinte años ni siquiera sabía que existían las personas homosexuales. Yo pensaba que todo lo que sentía hacia mis amigos varones era sólo una profunda amistad. No tenía sexo con mis amigos a esa edad. Para mí era sólo una conexión emocional profunda y nada más. Después de tres años, ya no pude lidiar más conmigo mismo y mi sexualidad, así es que decidí abandonar el seminario.
Es muy difícil para mí no hablar sobre el amor de Dios
Más tarde, me di cuenta de que probablemente debería seguir adelante. Yo no sabía que otro trabajo podía ser adecuado para mí, simplemente porque es muy difícil para mí no hablar sobre el amor de Dios a las personas. Cuando uno habla sobre el amor de Dios, tienes la sensación de que estás pleno de amor. Uno se convierte en una batería de amor. Cuando hablas sobre el amor te conviertes en una batería que está siendo cargada. Realmente me hubiera gustado llegar a ser un transmisor de este tipo, como un mediador de el amor de Dios.
¿Cuál es la diferencia entre hombres heterosexuales y homosexuales en el celibato?
Volví al seminario. Al cabo de unos años me abrí a mi obispo y le dije que soy gay. Él dijo que ya no podía continuar con mi preparación. Esto parecía bastante extraño para mí, porque yo no veía la diferencia entre los hombres heterosexuales y homosexuales cuando tienen que practicar el celibato como en la Iglesia Católica. Pero de todos modos me dijeron que debía abandonar mi preparación teológica. Tenía 25. Desde que tenía 15 años yo estaba profundamente involucrado en la vida de iglesia. Cuando me dijeron que dejara el seminario, se sentía como una forma de exilio. Sentí que perdía mi conexión con la tierra, como si no tuviera nada bajo mis pies. Todo en mi vida estaba conectado a la Iglesia, la Iglesia era mucho más importante para mí que mi familia.
Como algo similar a una bestia sexual o un violador
Después de dejar el seminario, estudié para ser profesor de Inglés. Aun quería estar involucrado con la Iglesia. Me mudé a una ciudad diferente y me comprometí en el trabajo con la juventud Católica del lugar. Cuando teníamos reuniones de jóvenes, a veces se nos permitía pasar la noche en la iglesia, debido a que las actividades debían realizarse durante la noche. En algún momento le anuncié al sacerdote que era gay. A partir de ese momento no se me permitió permanecer durante la noche con los otros. El sacerdote ofreció darme algo de dinero para tomar un taxi y volver a casa. Sentí que él me considerara como algo similar a una bestia sexual o un violador.
Católico, después de todo
Luego de eso, estuve buscando ser aceptado por la iglesia, cualquier iglesia. Busqué en la Iglesia Anglicana, ya que están muy cercanos a la Iglesia Católica, pero después de todo sigo siendo católico. Ahora estoy tratando de ayudar a la Iglesia Católica a aceptar a personas gais y lesbianas.
Empecé una comunidad Católica LGBT. La idea principal era compartir y orar juntos. Fallé en eso, pero tuve éxito en la creación de una organización LGBT no sólo para los católicos, somos todos el pueblo de Dios de alguna manera. La gente está allí buscando libertad, amor y de justicia. Son mi parroquia para mí.
Los campos de concentración para las personas homosexuales
En Rusia, el Estado no quiere prestar atención a los problemas de las personas LGBT. Ni siquiera quieren aceptar la existencia de crímenes de odio. Nunca investigan ese tipo de delitos. Ellos simplemente pretenden que no nos ven. Hay muchos delitos en contra de las personas LGBT. En la República de Chechenia, las autoridades organizan campos de concentración donde las personas homosexuales eran torturadas y asesinadas ¡Por la policía local y el gobierno! ¡Era el año 2017! Mi organización fue parte de la investigación sobre este horrible crimen.
“Ley de la propaganda gay”
En cuanto al resto del país, la situación no es tan grave como en Chechenia, pero de igual manera el gobierno local no nos quiere reconocer en absoluto. Nosotros tenemos una ley, la cual es llamada “Ley de Propaganda Gay”, que fue adoptada en 2013. Esto significa que no se nos permite exhibir a las personas LGBT como modelos a seguir para los jóvenes o en frente de menores de edad. Debido a que podría haber menores de edad, no es posible que puedas hablar de las personas LGBT de una forma positiva en cualquier lugar. Si eres descubierto haciéndolo, se te impondrá una multa. La multa depende de la persona o de la organización, y si se hace en medios digítales o en público, por ejemplo, podría ser de hasta 15.000 Euros. Una amiga mía heterosexual es aliada de las personas LGBT y los derechos humanos en general. Ella fue acusada de violar esta ley, ya que ha escrito dos artículos en “The Guardian” sobre matrimonios del mismo sexo en Irlanda. Tuvo que pagar 1.000 Euros.
No estamos dispuestos a seguir leyes estúpidas
Hay una cierta tendencia en el movimiento de derechos humanos en Rusia. No sólo LGBT, porque no es solo la gente LGBT la que sufre en Rusia, sino sobre los derechos humanos en general. La opinión es que no estamos dispuestos a seguir leyes estúpidas como esa. Algunos cambios en el mundo me dan esperanza sobre el futuro. Aquí y allá podemos ver cómo las personas alcanzan la igualdad. No sólo en Europa, sino también en partes de Asia, Taiwán, por ejemplo. Finalmente, tenemos matrimonio igualitario en algunos países, por lo que probablemente va a ir paso a paso. No sé cuánto tiempo tardará en llegar a Rusia.