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Davis Mac-Iyalla (45) es de Nigeria. Él es muy activo en la Iglesia, pero debe luchar por la aceptación cada día: “Creo en la igualdad de todos los hijos de Dios”, dice. Davis es gay, está fuera del armario y se siente orgulloso de serlo. Él no ve ningún conflicto entre su fe como cristiano y su sexualidad.

No es un gran problema

La Iglesia sabía que era gay, era un secreto a voces. Canté en el coro, yo era miembro del sínodo. Siempre estaba bien involucrado en la iglesia. En ese momento, yo era un maestro. La gente veía mi desempeño más que mi sexualidad. Mientras no dijera oficialmente a alguien que era gay, no se consideraba un gran problema.

Hablar abiertamente es el único camino

Los problemas comenzaron con mi salida oficial del closet. Esto fue en 2005. Lo llamo una salida oficial del closet porque ocurrió cuando estaba justo frente a los medios de comunicación, desafiando a los líderes religiosos sobre la manera en que tratan a los homosexuales. Cuando me di cuenta de que hablar abiertamente es el único camino por seguir, siendo directo y exigiendo mis derechos ante el público, me expuse a todo tipo de ataques violentos. He experimentado la discriminación, se me ha golpeado. Y mientras tanto, todo lo que escuchas desde la Iglesia es que eres maligno y que te pudrirás en el infierno. He estado en tantas situaciones en las que deseaba que la tierra se abriera y me tragara. Soy un ser humano, mi corazón y mi mente no están hechos de piedra. Hubo momentos en que me derrumbé o me hubiera gustado no haber nacido. Tuve dudas sobre mi fe, momentos en los que le preguntaba a Dios: ¿Por qué decidiste hacerme de esta manera haciéndome sufrir?

El estrés emocional y la soledad

Si eres una persona LGBT en Nigeria, no es fácil tener una relación amorosa feliz y genuina, porque tu pareja se encuentra siempre bajo la misma amenaza que tú. El estrés emocional y las dificultades a menudo te llevan a la soledad. Dos hombres caminando de la mano no es una imagen inusual en Nigeria, pero una vez que se te identificó como una persona homosexual, dicha etiqueta te convierte totalmente en un objetivo. Cuando salgo con mi pareja, debemos mirar a nuestras espaldas para asegurarnos de que no estamos siendo seguidos, tenemos que asegurarnos de que nadie está señalándonos con el dedo, y si alguien lo hace habrá problemas por lo que tendremos que retirarnos del lugar. Así es que sí: los homosexuales en Nigeria siempre vivimos desde el miedo.

La persecución no es un camino cristiano

La criminalización es el mayor problema que enfrentan las personas LGBT en Nigeria. No sólo se trata de que la homosexualidad está prohibida por la ley. Muchos de nuestros líderes religiosos – Católicos, Anglicanos, Musulmanes, o cualquier otra fe – siguen refiriéndose a los homosexuales como personas malvadas. Dado que los lideres están muy presentes en los medios de comunicación, incluso las personas que no tienen fe escuchan su voz, queriendo luego atacar a personas LGBT. En el futuro, espero que podamos anular las leyes contra las personas LGBT. Lo siguiente será comenzar a cambiar las actitudes de la gente y su comprensión sobre nosotros.

Lo que estamos orando, y que estamos pidiendo a la Iglesia Católica, de todos los líderes religiosos, de los gobiernos, es que entiendan que la persecución no es un camino cristiano para lidiar con la homosexualidad.

Las personas LGBT existen, incluso en Nigeria

Existe ya un proceso de cambio, por lo que las cosas van mejor para las personas LGBT en Nigeria. Hace 15 o 20 años, los líderes políticos o religiosos eran capaces de negar que había gente como yo, pues nadie salia del closet. Hoy en día, sostienen que no les gusta la gente como yo, pero, aun así, reconocen que existen las personas LGBT. Hoy puedo hablar sobre el hecho de que soy gay – a pesar de que todavía me van a odiar por esto.

La Iglesia usa la Biblia para discriminar

En algún momento me di cuenta de que no estoy solo en esta situación. Hay gente como yo en otras partes de África. Hay gente como yo en otras partes del mundo. Hay otras personas que se enfrentan a situaciones aún más difíciles como yo. Así es que ecnuentro fortaleza en ello, y me hace ser solidario. Yo sé que soy amado por Dios, sabía que mi sexualidad no era un pecado. Trato de concentrarme en la construcción de una red con gente como yo, y en la búsqueda de un espacio comodo y seguro en el que pueda ser yo mismo. Eso es más importante para mí, en lugar de preocuparse por los rumores y lo que la gente está diciendo. Soy una persona que entiende las escrituras. Y por mucho que la iglesia utiliza las escrituras para desacreditar a la gente como yo, aun así, encuentro el amor de Dios en la Biblia. Encuentro mi aceptación en las escrituras. Mi fe es mi fuerza.

Huyendo de la Iglesia no la hará cambiar

Todavía soy muy activo e involucrado en la Iglesia. Siento que tengo una vocación. Ese llamado es defender la verdad. Creo que huir de la Iglesia no la va a cambiar. Sólo le daría a la Iglesia más fuerza para negar que existen personas como yo. Cuando voy a la Iglesia, a algunas personas no les gusta hablar conmigo, a otras no les gusta acercarse a mí. Yo veo a la Iglesia como un lugar para todos, así es que no quiero dejar mi espacio vacante. A menudo esto es difícil, pero quiero seguir siendo parte de la iglesia.